Historia de la Provincia Nuestra Señora de Guadalupe MME
Las primeras salesianas Hijas de María Auxiliadora en tierra mexicana llegaron de Italia el día 2 de diciembre de 1893 transcribimos este acontecimiento tan emotivo, tomado directamente del primer escrito, realizado por ellas.
Un viaje cargado de sueños y esperanzas.
En el año de 1894, reinado del Sumo Pontífice León XII, siendo Arzobispo de la Arquidiócesis de México, su Excelencia Reverendísima Mons. Don Próspero Alarcón, Presidente de la República Mexicana Don Porfirio Díaz, Rector Mayor de la Sociedad Salesiana el Reverendísimo Padre Don Miguel Rúa, Superiora general de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Caterina Daghero, se fundó la primera casa de México.
Las seis Hermanas Pioneras destinadas a la ciudad de México fueron: Sor Úrsula Rinaldi como directora, Sor María Baudino, Sor Luisa Piretta, Sor Clotilde Gaddo, Sor María Rigotti y Sor Francisca Llumel.
Salieron de Génova, Italia, el 3 de diciembre de 1893, desembarcaron en el Puerto de Veracruz, México, el día primero de enero de 1894, a las siete de la mañana, en compañía del Rev. P. Piperni al frente de esta comitiva y de otros Salesianos.
El Sr. Don Ángel Lascurain, Cooperdador Salesiano y el Coadjutor Sr. Rafael Álvarez, fueron a esperarlas al puerto de Veracruz. Se hospedaron esa noche en Veracruz y al día siguiente, 2 de enero de 1894, partieron en tren a las seis de la mañana hacia la capital de la República, la bella ciudad de México.
A las 8 de la noche de ese mismo día llegaron a la Ciudad de México. Las esperaban en esta ciudad, la Sra. Lascurain y otras Bienhechoras quienes las acompañaron a la Casa ubicada en Calle Alameda No. 2705.
Hasta aquí tomado de la crónica de las primeras hermanas a su llegada a México
Primeras experiencias en tierra Mexicana
Esta casa ubicada en la colonia Santa María la Ribera, recibe las seis primeras misioneras salesianas ávidas de trabajar con el estilo de Don Bosco en bien de la niñez y juventud mexicanas. Esta fundación que apenas despuntaba en tierra mexicana inició con no pocos sacrificios y extrema pobreza. La Providencia de Dios se hizo presente con la ayuda de generosos bienhechores quienes les ofrecieron ayuda material y apoyo moral.
Una vez instaladas en la casa de la calle de Alameda, se dieron a la tarea del conocimiento del lugar e iniciaron su misión con un Oratorio Festivo.
Las primeras vocaciones Salesianas Mexicanas
A finales del mes de enero del mismo año, llega un gran regalo para esta pequeña comunidad, las primeras vocaciones mexicanas: Silvina Rodríguez y Guadalupe Velázquez, Aurelia Piovesan y para el mes de marzo ya se contaba con 5 aspirantes.
Las primeras alumnas
A finales del mes de enero, el Obispo Mons. Alarcón pide a la Hermana Directora hacerse cargo de aproximadamente 70 alumnas que pertenecían a un colegio que dependía de un patronato integrado por un sacerdote, varias señoras y maestras seglares. En ese momento el plantel no contaba con personal directivo. La hermana directora acepta la propuesta y las hermanas con gran alegría acondicionan el lugar para recibir a las niñas, quienes se sintieron acogidas y se adaptaron rápidamente al sistema salesiano. Se realiza la labor educativa, alternando el estudio, el trabajo la oración y la recreación. Este trabajo solo duró apenas unos dos meses, por situaciones especiales, las niñas debieron regresar a su antigua institución.
Era más recomendable que las hermanas trabajaran por cuenta propia. Recibieron algunas niñas recomendadas por los bienhechores y a otras chicas que llegaron con la posibilidad de pagar una mensualidad de $10.00, se preparó todo lo necesario y elaboraron su propio Reglamento independiente del Patronato.
Con gran valor y entusiasmo aún sin conocer bien el español, abrieron el primer colegio con 20 niñas a principios de marzo de ese mismo año 1894 en la casa de la Alameda de Santa María.
Debido a las condiciones de la casa que eran poco favorables, algunas de las hermanas e internas enfermaron de fiebre tifoidea.
Peregrinando
Continuó por algunos meses la difícil situación de salud y contagios por lo insalubre de la casa, por lo tanto, para evitar más la enfermedad del tifo, parte de la comunidad se trasladó el 25 de junio a la Hacienda de la Ascensión en la Colonia Santa Julia.
En la nueva estancia, la Hacienda de la Ascensión, las hermanas tuvieron que adaptar las instalaciones semidestruidas para atender a las necesidades más urgentes: dormitorio, aulas, comedor, continuando así su trabajo apostólico y pedagógico con no pocos sacrificios, viendo recompensada esta labor con nuevas vocaciones y el aumento significativo del alumnado.
Sin embargo, los problemas de salud seguían acechando a esta comunidad. Viendo las pésimas condiciones en que se encontraban las hermanas, el Padre Director Ángel Piccono les ofreció un espacio de su colegio. Se trasladaron a estas nuevas instalaciones el 26 de marzo de 1895
Al año de haber llegado a este país, se funda la primera casa fuera de la Capital Mexicana, en la Ciudad del Puebla el 25 de enero de 1895.
La nueva casa en Santa Julia “Colegio de María Auxiliadora”
La comunidad sigue creciendo por la llegada de más alumnas y de una segunda expedición de hermanas provenientes de Italia. Es el momento de pensar en construir un edificio propio para esta floreciente comunidad. La crónica de la casa narra que, el 16 de febrero de 1886 se comenzaron a poner los cimientos en el terreno destinado a la construcción del primer colegio de las hermanas, donado por la Sra. Doña Julia Gómez de Escalante, en la misma colonia de Santa Julia. El Ing. Hilario José Elguero, hizo los planos y se ofreció a dirigir la obra gratuitamente. Inmediatamente las hermanas organizan varias iniciativas para recaudar fondos y poder así resolver los gastos que serían muchos.
El primer colegio llevaba por nombre Asilo de María Auxiliadora en México, posteriormente cambia el nombre a “Colegio de María Auxiliadora”, teniendo muy claro desde sus inicios el objetivo de la obra educativa. Lo demuestra así el siguiente escrito, que es una transcripción del reglamento de aceptación de las internas, el cual contenía 19 artículos muy específicos, del que solo se transcriben los tres primeros.
Colegio de María Auxiliadora
Colonia de Santa Julia. Apartado postal No. 927
1.- El Colegio María Auxiliadora es para niñas pobres y de mediana condición, especialmente para familias artesanas y obreras.
2.- El fin de este Instituto es proporcionar a esas niñas, a la par de una educación católica y una instrucción apropiada, los medios para ganarse horadamente la subsistencia, ejercitándolas al efecto a todos los quehaceres domésticos.
3.- El Instituto atiende con esmero al desarrollo físico de las niñas, dándoles alimentación suficiente y sana, disponiendo paseos largos por el campo y otros medios conducentes al fin expresado.
Primeras fundaciones en tierra fecunda
Fueron años de incansable labor y numerosos sacrificios, la misión de las Hijas de María Auxiliadora siguió floreciendo y no se limitó solamente a la juventud capitalina, su trabajo se extiende a otros lugares de la República Mexicana.
Las primeras casas que se abrieron después del “Colegio de María Auxiliadora” en Santa Julia, se ubicaron en las ciudades de: Puebla, Morelia, Guadalajara, Monterrey, Colima y así poco a poco, al paso de los años los centros de educación de las Hijas de María Auxiliadora Salesianas, se esparcieron en gran parte del territorio mexicano, dedicándose a la educación y a la promoción integral de la mujer. Difundiendo el amor y la devoción a María Auxiliadora, y dando a conocer el nombre del gran educador don Bosco y el de María Dominga Mazzarello.
Tiempos de gran sufrimiento
Con grande satisfacción se veía el rápido crecimiento de la presencia salesiana, de las Hijas de María Auxiliadora en tierra Mexicana, viviendo por un poco más de 25 años, en esta esperanza y entusiasmo por la extensión de su misión en el país.
Pero un día la situación cambió por completo, iniciaron momentos difíciles para la Nación.
”La floreciente obra de don Bosco se ve envuelta en la terrible tempestad de la persecución religiosa, el número de las hermanas se reduce al mínimo, muchas de ellas han sido expatriadas, todas nuestras alumnas, se fueron como palomas perseguidas por el halcón, destruidas varias de nuestras casas… otras, destinadas a obras que no respondían a su finalidad.
Pero el Señor, un día hace cesar la crueldad de la persecución y se vislumbra una aurora de días mejores, se ve resplandecer una luz de paz y de bienestar. Si bien, casi todas nuestras casas se perdieron, no muere la obra y el apostolado salesiano de las Hijas de María Auxiliadora en México, porque las pocas hermanas que permanecieron en el País, continuaron su misión con grandes sacrificios y un sin número de sufrimientos entre la pobreza y la persecución, derramando tantas lágrimas de heroísmo escondido y silencioso…
La persecución religiosa en México, fue verdaderamente cruel, solamente nosotros que la hemos vivido, sabemos decir como han sido esas jornadas oscuras en sus largos y dolorosos años”.
Esta breve narración de los acontecimientos vividos durante la persecución religiosa, se ha tomado de un escrito especial de las hermanas que experimentaron esta dolorosa situación.
Las hermanas que tuvieron que salir del país, algunas fueron a los Estados Unidos; a San Antonio Texas, Raymondville, San Fernando y Laredo Texas. Otras tuvieron que emigrar al país de Cuba.
De las 13 casas que existían en 1936 para el año 1941 solo 10 de estas casas estaban trabajando, con mil dificultades y sacrificios.
Un horizonte de esperanza para la Provincia
En el año de 1944 en una aparente calma, se celebran las Bodas de oro de la llegada a México de las Hijas de María Auxiliadora.
Con el tiempo se fueron recuperando poco a poco algunas de las casas confiscadas. Desafortunadamente varias de éstas quedaron en manos del gobierno.
Providencial y milagrosamente; con la ayuda de María Auxiliadora y de algunas exalumnas, en el año de 1951 se tiene el consuelo y la gran satisfacción de recuperar el edificio de Santa Julia, primer colegio de la Provincia de México. El gobierno finalmente lo regresa en pésimas condiciones, solamente “los muros estaban en mejores condiciones que, parecía nos esperaban mudos y silenciosos…”, el resto del edificio estaba casi destruido e inhabitable.
“Vayamos adelante con un corazón grande y generoso”.
Madre Mazzarello.
Para el año de 1953 la Provincia ya contaba con nuevas fundaciones con un total de 21 casas.
Con la ayuda de la Providencia Divina y la presencia palpable de María Auxiliadora, inicia así después de esta persecución religiosa, una nueva etapa plena de vida y de espíritu salesiano en la historia de la presencia de las Hijas de María Auxiliadora en México.
Provincia siguió desarrollándose con nuevas fundaciones, el año 1969 se divide, surge la Provincia de Mater Ecclesiae para las casas que estaban ubicadas en el Norte del país y la Provincia Nuestra Señora de Guadalupe permanece para las casas que estaban ubicadas en los estados del sur y centro de la República: Cd. de México, Estado de México, estados de Puebla, Michoacán, Veracruz, Hidalgo y Chiapas.
Ahora es grande el compromiso de cada Hija de María Auxiliadora mexicana, el agradecer y recordar a esas heroicas hermanas que permanecieron en México en tan difíciles circunstancias, para mantener vivo el carisma salesiano en nuestro país. Y el dar continuidad con gran valor y entusiasmo, para generar vida en el México de hoy.